UNA CRISIS DE GOBIERNO
EN EL "GALLINERO DE LA DEMOCRACIA BURGUESA"
Los intereses de los dueños y aquellos de los trabajadores
Declaración del Comité Central del PdAC
La incriminación del ministro de la Justicia Mastella, y de toda su familia parental y política (chispa que ha llevado al actual estallido), saca a luz, por la enésima vez, el entrelazamiento inextricable entre negocios lícitos y ilícitos en un sistema social - el capitalismo - por su naturaleza basado sobre la explotación del trabajo asalariado y sobre la corrupción que florece en los aparatos políticos y estatales destinados a administrar los provechos de la burguesía. Esta crisis política se coloca en el escenario de la crisis financiera mundial y en el marco más general de la podredumbre de este sistema que para aumentar los provechos de un puño de personas continúa a producir matanzas tanto en las fábricas cuanto sobre los frentes de las guerras coloniales.
2.
Varias son las hipótesis de conclusión de esta crisis: la adquisición de
algún senador a sostén del gobierno, en la usual compraventa parlamentaria; un
gobierno técnico o institucional para sancionar una nueva y todavía más
estafadora ley electoral; nuevas elecciones dentro de pocos meses. La
conclusión dependerá del resultante del choque en acto en aquel parlamento cuyo
se conviene hoy más que nunca la definición acuñada por Rosa Luxemburg de
"gallinero de la democracia burguesa" .
Ninguna de estas conclusiones es ventajosa
para los trabajadores. El perdurar de este gobierno permitiría a Prodi de
llevar a cabo aquellas medidas de guerra social y guerra militar (dentro de
poco será votado la refinanciación de las misiones militares) que el
imperialismo italiano impone al gobierno. Un gobierno de transición continuaría
en estas políticas y sólo serviría para preparar nuevos mecanismos electorales
para garantizar al próximo gobierno burgués una más sólida base parlamentaria
para evitar percances y poderse concentrar mejor en su trabajo anti-obrero.
Nuevas elecciones llevarían a la victoria de uno de los dos polos de la
alternancia burguesa y a la constitución de un ejecutivo que, a prescindir de
quién lo dirija, recogería el "testigo" de Prodi y desarrollaría las
políticas solicitadas por la
Patronal para hacer pagar la crisis económica del capitalismo
a los trabajadores.
3. En este marco,
resultan grotescas las declaraciones de los dirigentes de Refundación
Comunista. Después de haber votado y respaldado cada medida anti-popular de Prodi
- inclusive las medidas racistas y la persecución de los inmigrados - los dirigentes
de Refundación han declarado hoy que sería la interrupción prematura de la
legislatura a impedir aquella "gran redistribución social" que
anuncian como " inminente " de dos años a esta parte para hacer
tragarles a los trabajadores los sacrificios. Giordano[1]
también ha añadido que la posible caída de Prodi sería debida a la conspiración
de presuntos sectores " reaccionarios" de la burguesía, asustados
por la influencia ejercida por Refundación sobre este gobierno.
La realidad
es bien diferente: la burguesía, sus sectores principales, no han conjurado
contra el gobierno y más bien hoy en coro toda la gran prensa burguesa (de la Repubblica al
Corriere della Sera, de La Stampa
a Il Sole 24 Ore), definen
"irresponsable" el paso de Mastella[2].
La gran burguesía ha apoyado desde el principio este gobierno porque sabía que
habría podido desarrollar un violento ataque a los trabajadores sin producir
una adecuada reacción social, por medio del papel de colchón desarrollado por
las burocracias sindicales (Cgil a la cabeza) y de las burocracias
socialdemócratas (Prc, Sd, Pdci, Verdi[3]).
Lo que prefiere hoy la gran burguesía no es por lo tanto una vuelta de
Berlusconi (al cual sin embargo se conformaría, si necesario, como ha hecho en
los años pasados), pero más bien un menor espíritu pendenciero en el gallinero
parlamentario, (conseguido por una ley electoral diferente) y, si posible, el
relance de esta misma fórmula de gobierno, eventualmente con una nueva
coalición entre el recién nacido Partido Demócrata[4]
de Veltroni y el futuro partido socialdemócrata a cuya fundación trabajan los
cuatro partidos de La
Izquierda - El Arcoiris[5].
Cada gobierno queda bien a la
Patronal siempre que sea capaz de tutelar los provechos de
las empresas: y la fórmula del centroizquierda se ha revelado hasta ahora la
más eficaz en tal sentido, pues es aquella preferible en el juego de la
alternancia entre los dos polos que, en todo caso, garantiza a la burguesía de
vencer sea como sea, como un jugador de ruleta
que apuntara al mismo tiempo sobre el rojo y sobre el negro, sobre
el par y sobre lo impar.
4. Los
hechos de estos meses y los desarrollos de estos días confirman la lección de toda
la historia del movimiento obrero; lección que hemos recuperado y defendido
desde el nacimiento de nuestra organización de un escisión de Refundación
Comunista en abril de 2006 (salimos mientras otros dirigentes de aquel partido
se prepararon a la repartición de los cargos): no hay gobierno amigo de los
trabajadores en el capitalismo, no hay posibilidad de "condicionar"
los gobiernos de la burguesía, el papel de los comunistas es desarrollar la
oposición a cada uno de estos gobiernos para preparar las relaciones de fuerza
necesarias a derrocar este sistema social y sus gobiernos y abrir paso a un
gobierno de los obreros para los obreros. Es un camino larga y difícil pero,
como se ve, no hay atajos. Por este hoy corroboramos que ninguna de las
soluciones que puede salir del gallinero del parlamentarismo burgués puede
satisfacer las exigencias, también inmediatas, de las masas populares. El
baricentro del choque no está entre los sillones aterciopelados de Mastella,
Dini y D’Alema: el baricentro está en la lucha de clases en las calles y en los
lugares de trabajo, en la reanudación de la conflictividad obrera que ha sido
ahogada en estos dos años (con una disminución histórica de las horas de huelga)
por la ausencia de un gran sindicado de clase y un partido comunista con
influencia de masa.
Hace falta entonces
repartir de las luchas y de las experiencias ya en curso de oposición de clase
al gobierno, para construir un gran sindicado conflictivo y no concertativo y
un partido comunista revolucionario. Hace falta unir a los trabajadores, los
precarios, los parados, los trabajadores inmigrados, alrededor de una
plataforma reivindicatoria que derroque todas las políticas sociales y militares
de los gobiernos de centroderecha y centroizquierda que se han alternado en
estos años. Y, sobre estas bases, también construir, donde sea posible, una
representación del mundo del trabajo en las instituciones burguesas, para
utilizarles como tribuna de las luchas. Aquella tribuna que hasta ahora es
faltada no sólo por la responsabilidad de las burocracias socialdemócratas,
pero también por las oscilaciones de aquellas organizaciones como Izquierda
Crítica de Turigliatto[6]
(que se define no al azar "tendencialmente a la oposición") o como
las minorías del Prc que, con sus parlamentarios, han hasta a hoy apoyado las
principales medidas del gobierno o no han avanzado más allá de una lógica de
abstenciones, no participaciones al voto, o, a lo sumo, más allá de algún raro
voto contrario (pero sólo cuando fue irrelevante en la aritmética parlamentaria).
5. El baricentro de la lucha de clases es fuera del parlamento y de sus choques interiores, está en el desarrollo de las movilizaciones de los trabajadores. Cuánto a las elecciones, casi indudablemente anticipadas (o a la próxima primavera o, en el caso de gobiernos de transición, a aquella siguiente), constituirán, en este marco, un momento secundario pero en todo caso posible de batalla de los comunistas. Cómo PdAC estamos disponibles, en la autonomía de nuestro proyecto revolucionario global, a la constitución de bloques electorales con todas las fuerzas que se colocarán estratégicamente fuera de los dos polos de la alternancia burguesa y estarán listas a construir una firme y real oposición de clase a la burguesía en los lugares de trabajo, en las calles y también en el parlamento.
Roma, el 22 de enero de 2008.
[1] El secretario de Refundación Comunista.
[2] Cuyo partido - Udeur - ha sacado la confianza al gobierno.
[3] Partido de la Refundación Comunista, Izquierda Demócrata, Partido de los Comunistas Italianos, Verdes.
[4] Resultado de la unificación de los herederos del viejo Partido Comunista y de la vieja Democracia Cristiana.
[5] Ver nota 3.
[6] Franco Turigliatto es un senador del SU elegido por Refundación Comunista.